Muere a los
98 años el diseñador francés Pierre Cardin, pionero del prêt-à-porter
Diseñador vanguardista
y uno de los máximos representantes del estilo futurista, Pierre Cardin
falleció en la mañana del 29 de diciembre en el hospital americano de Neuilly a
los 98 años, según anunció su familia a la agencia AFP. Como legado deja un
imperio de 525 millones de euros, según la revista “Challenges”, y que agrupa
cientos de licencias en todo el mundo.
El diseñador de moda
francés nació en San Biagio di Callalta, cerca de Venecia, el 2 de julio de
1922 y rápidamente se consolidó como una figura emblemática de la moda de los
años 60, junto a Paco Rabanne y André Courrèges, con colecciones inspiradas en
el universo espacial. De carácter visionario, Pierre Cardin fue el fundador del
prêt-à-porter y pionero del desarrollo de su firma bajo licencias, a veces en
sectores algo alejados de la moda, lo que suscitó críticas entre sus coetáneos.
Recortes de las
prendas con formas gráficas, hombreras militares, faldas sujetas de tops de
metal, vestidos con forma de burbujas y de aros, ropa con ojos de buey y la
combinación de colores brillantes con tonos metálicos son algunas de las señas
de identidad del estilo Cardin. Su ropa parecía sacada de otra galaxia,
diseñada por un modisto intrigado por la ciencia ficción y la exploración del
espacio. Finalmente, el creativo se acercó a este mundo en 1971: fue el primer
civil en vestir un traje espacial, el de Buzz Aldrin.
Inicios en el mundo del teatro
Cardin llegó a París
en 1945 y siguió una formación clásica, de la mano de Jeanne Paquin y Elsa
Schiaparelli, antes de entrar en la casa de Christian Dior y de participar en
la creación del famoso traje “Bar”. Fue en 1950, a la edad de 28 años, cuando
fundó su propia firma.
Se instaló en el
número 10 de la rue Richepanse en París (convertida después en rue du
Chevalier-de-Saint-George) y comenzó a diseñar ropa y máscaras de teatro, influenciado
por su encuentro con al artista Jean Cocteau, quien confió en él para el diseño
del vestuario para su película “La Bella y la Bestia”.
Fue en 1953 cuando
presentó su primera colección y, al año siguiente, logró un gran éxito con su
vestido burbuja, pieza que atestigua su pasión por las formas geométricas.
Después, abrió su primera boutique, dedicada al universo femenino, llamada
“Eve” y ubicada en rue du Faubourg-Saint-Honoré. En 1957 abrió una segunda
tienda, llamada “Adam” y dedicada al universo masculino.
Los años 60 marcaron
el desarrollo de la carrera de un diseñador que declaró: “Yo hago moda, es mi
droga”. Lanzó su colección prêt-à-porter para mujer en 1959 en Printemps, y
para hombres, al año siguiente. Esta fue una colección presentada por
estudiantes durante el desfile, pues los modelos masculinos no existían en
aquella época. Desarrolló su colección infantil en 1966, introdujo materiales
sintéticos y fue también entonces cuando inició la creación de un modelo de
negocio basado en las licencias.
“Mi gran golpe de
genialidad fue crear el prêt-à-porter cuando solo había alta costura, lo que
siempre te hace perder dinero. Me dijeron que no duraría dos años, pero creí
firmemente en mi idea. Me criticaron y luego me imitaron”, declaró el modisto
en 2012 en una conferencia ante los estudiantes de Sciences Po Paris.
El rey de las licencias
Su compromiso y su
visión del mercado le llevaron a ser fuertemente criticado por sus compañeros,
además de despedido de la Chambre Syndicale. Pero Pierre Cardin sabía que
quería “crear marca, porque una firma puede desaparecer a los tres meses,
mientras que una marca permanece”. Después, se comprometió a desarrollar su
marca a través de las licencias: papeles pintados, agua mineral, platos… casi
todo tenía lugar. Así, el nombre de Pierre Cardin invadió más de un centenar de
países y multitud de objetos.
Para su conquista del
mercado internacional, Pierre Cardin apostó por espectáculos de lo más
originales, desfilando en medio del desierto de Gobi, a bordo de un portaaviones
en Tianjin, en China, en la plaza Roja de Moscú con más de 200 000
espectadores, en la prestigiosa Villa Medici de Roma o en el Palacio Blanco de
Belgrado. Más recientemente, en 2016, tomó el Institut de France para una
retrospectiva de sus 70 años de creación, toda una excepción concedida al
modisto francés, el único en la profesión que se sentaba en la Académie des
Beux-Arts desde 1991.
Fue en la década de
1970 cuando Pierre Cardin amplió su campo de creación a otros universos: empezó
a diseñar y fabricar joyas y perfumes e incluso hizo sus pinitos en el negocio
de la restauración al convertirse en el dueño, en 1981, del famoso restaurante
parisino Maxim’s.
El diseñador también
era amante del arte. En 1970 abrió su fundación en la capital francesa, en la
que reunió a pintores, escultores y directores; el espacio, finalmente, fue
absorbido por la ciudad de París en 2016. También auspició la instalación de un
museo llamado “Pasado-Presente-Futuro” en Saint-Ouen en 2006, que después
trasladó en 2014 a París, a un espacio de 1000 metros cuadrados situado en el
5, rue Saint-Merri. Se trata de un lugar que recorre la “pasión creativa” del
modisto francés a través de 200 modelos de alta costura y muebles de diseño.
A principios de la
década de los 2000, el diseñador compró el castillo del Marqués de Sade en
Lacoste, en el Vaucluse, así como 30 casas en la misma localidad para celebrar
eventos culturales, lo que desencadenó fuertes tensiones entre los habitantes
de la zona.
Un independiente entre los grandes grupos
Pierre Cardin estuvo
al frente de un negocio cuyo valor se estima en 525 millones de euros, según la
publicación “Challenges”. Presentó sus colecciones de forma puntual en los
últimos años, pero siguió dando su apoyo a su firma, especialmente a través de
los ingresos por licencias.
En julio de 2019, el
Museo de Brooklyn, en Nueva York, dedicó a Pierre Cardin su primera gran
retrospectiva en 30 años. La exposición, titulada “Pierre Cardin: Future
Fashion”, ayudó a restaurar la imagen de un modisto con frecuencia criticado.
Él, que entendió el
“precio de una marca” mejor que nadie y vendió los derechos para que estos
fuesen usados en una amplia gama de artículos antes de que otros optasen por
esta vía, hizo caso omiso de las críticas. Y se felicitó por “haber creado un
negocio exitoso solo, sin acreedores, asesores o bancos” en un tiempo en el que
grandes nombres de la moda se unieron a multinacionales del lujo.
Foto-periodista:GONZALO ESGUERRA P.
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