Desfile de moda de Dior Otoño 2025 en Kioto
Algunos desfiles de moda trascienden la narrativa estacional. Se convierten en geografías emocionales, conectando mundos distantes, tejiendo símbolos entre culturas y transformando el tiempo. Para la colección Otoño-Invierno 2025-2026, Dior eligió Kioto como punto de partida para este viaje. Ubicado en el sereno jardín de Tō-ji, a pocos pasos del histórico templo, el desfile se desarrolló en un espacio suspendido entre lo sagrado y lo profano, la tradición y la visión.
Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, abordó este momento con discreta reverencia. Su homenaje a Japón, profundamente admirado por el mismísimo Monsieur Dior, no es un espectáculo, sino un susurro. En la suave quietud de un jardín zen, bajo los cerezos en flor, las modelos desfilaron como modernas onna-bugeishas: guerreras silenciosas, que encarnaban la fuerza con serenidad y la elegancia con intención.
El cabello estaba recogido con precisión minimalista. Los rostros, serenos y serenos, contaban historias de una feminidad arraigada y consciente de sí misma. La colección se convirtió en una meditación sobre el cuerpo y su relación con la vestimenta: una práctica cultural, arquitectónica y emocional.
El kimono, pieza central de la tradición sartorial japonesa, fue deconstruido y reinventado como una estructura modular, inspirando nuevas siluetas fluidas. Las sedas se deslizaban sobre la piel como una segunda capa, mientras que los pliegues se convertían en gestos arquitectónicos: un lenguaje visual de pliegues que evoca la transformación de la técnica de la alta costura.
Las flores de cerezo, símbolos de renovación, florecieron delicadamente en las prendas, con bordados y estampados. Las esculturales sandalias geta, reinterpretadas con nuevos volúmenes y proporciones, anclaron los looks tanto en la memoria como en la innovación. A lo largo de todo el proceso, la prenda se convirtió en un espacio: para habitar, para transitar, para darle significado.
En el centro de la visión de Chiuri reside una pregunta fundamental: ¿cómo interactúa el cuerpo con la ropa en diferentes contextos culturales y espaciales? La exposición no ofreció respuestas definitivas, solo un mapa de posibilidades cuidadosamente trazado. Al escuchar, en lugar de interpretar, Chiuri crea un nuevo tipo de vocabulario de moda. Uno que respeta, refleja y reinventa.
Esta es la esencia de la colección Otoño-Invierno 2025-2026: una exploración refinada y conmovedora de cómo la moda puede actuar como puente cultural y responsabilidad estética. Dior, una vez más, se convierte no solo en una marca, sino en un lenguaje capaz de viajar, evolucionar y conectar.
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