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viernes, 24 de febrero de 2023

Prada: orquesta de origami

 

Prada: orquesta de origami




Japón siempre ha tenido una gran influencia en la moda italiana, rara vez más que esta temporada en Prada, en una colección austera pero ampliamente autorizada, cuyo leit motif fue el arte del origami.

 

Desde los looks de apertura, remilgadas faldas de seda blanca a la mitad de la pantorrilla, adornadas con flores de origami, hojas y shurikens; y se usa con zapatos de tacón oblicuo con pétalos de origami de cuero. Cada uno combinado con simples cuellos redondos de cachemira.

 

Acorde con el tema, las modelos incluso desfilaron con minifaldas cruzadas de corte origami, combinadas con grandes blazers de gamuza.

 

Un estado de ánimo marcial, dados los pantalones de oficial con arrugas en la parte delantera y las camisas caqui, algunas de las cuales luego se extrapolaron a vestidos camiseros largos, tanto tiempo que una modelo tuvo que sostener el tren para poder caminar.

 

Las invitaciones a los desfiles habían anunciado el plan de Prada, con un suntuoso libro sobre la última exposición de la Fondazione Recycling Beauty, una meditación sobre temas recurrentes en el clasicismo, junto con una cala de tela blanca. La misma flor que floreció en una falda gris que lució una hiperrubia Gigi Hadid.

 

En cuanto a la sastrería, todo fue digno de aplauso, en especial una serie de boyfriend blazers oversize en piel tratada con aspecto de piel de elefante, en tonos rojo pecaminoso, antracita Stasi y azul cáscara de huevo. Antes de que el espectáculo se volviera a toda marcha con faldas y chalecos matelassé, con un logotipo de Prada como adorno, en el exterior. Inédito en la moda de esta casa hasta hace poco.

 




En todo momento, una sensación ideal de volumen, nunca demasiado teatral, siempre favorecedora, hasta la trenca beige curvada que usó Kendall Jenner. Uno de un elenco espléndido, formado por pestañas de tonos metálicos, que desfilaron al ritmo del mordaz clásico de Roxy Music, In Every Dream Home a Heartache.

 

Hubo un tiempo, de casi una década, a partir de principios de siglo, en el que los conocedores de la moda más informados habrían dicho que Miuccia Prada era la diseñadora más influyente en la moda.

 

Eso terminó cuando, justa o injustamente, la mayoría de esas mismas personas sintieron que los jugos creativos de Miuccia fluían mucho menos y que estaba demasiado distraída con su Fondazione Prada.

 

Este jueves en Milán, sin embargo, hubo una sensación predominante de que Miuccia, junto con su socio de diseño Raf Simons, había reclamado su manto como campeona de peso pesado de la moda. Uno de esos espectáculos que los italianos describirían como 10 e lode , es decir, la máxima puntuación con distinción.


Foto-periodista:GONZALO ESGUERRA P.

corresponsal Colombia
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