Transparencias oníricas
de Chanel
Este martes, justo cuando se podía pensar que la casa Chanel
se había quedado sin ideas para sus desfiles, Karl Lagerfeld ha dejado en shock
a la audiencia con su impresionante puesta en escena y su remarcable colección.
Inspirada por el Gorges du Verdon, el río entre los
acantilados de Verdon en el sur de Francia, Lagerfeld y Chanel han construído
una serie de cascadas en el interior del Grand Palais. El agua caía desde 30
metros de altura hasta un río, en cuya riviera desfilaron las modelos sobre una
plataforma de madera que se adentraba en un bosque. Ni el propio productor de
cine Cecil B DeMille hubiera podido imaginar una puesta en escena más
espectacular.
En oposición, el diseñador yuxtapuso este decorado puramente
natural a una colección cuyo material principal fue el plástico transparente.
Flexible, técnico y sexy, el plástico estuvo presente en semi-gabardinas, botas
hasta la rodilla, guantes, sombreros e impermeables para muchos de los bolsos.
“Si supieras cuánto cobramos por uno de estos bolsos, entenderías por qué
necesitan protección”, declaró Lagerfeld en su salón privado del backstage.
Bajo o sobre todo este plástico hubo también algunas prendas
tremendamente elegantes, desde vestidos de cóctel a cuadros rosas y azules,
remarcables tops de tweed a cuadros y chaquetas terminadas en flecos, hasta
vestidos sin mangas y hombros futuristas y chaquetas de cuello alto o de tartán
de angora atados a la cintura con cinturones con cristales incrustados. Todos
los diseños estuvieron acompañados de botas transparentes con el clásico
contraste de color de Chanel en la punta y el logo de la doble C en el tacón.
“¿Por qué plástico? Yo no hago preguntas. Si fuera
pretencioso te diría que sólo trato de buscar respuestas. Yo sueño con las
ideas y tu escribes sobre ellas. No me gusta explicar y filosofar sobre la
moda. Yo no he visto el desfile, tú sí. No soy Spinoza”, señaló el diseñador
sonriendo a un editor en relación al filósofo holandés.
Tanto el plástico, que también envolvió las invitaciones y
el programa, como el resto de materiales utilizados, fueron fabricados por
Chanel, añadiendo así el toque de exclusividad. “El plástico es un material
magnífico. Es algo que no existía hace 40 años y su calidad es muy buena.
Después de todo es mejor que las aburridas telas francesas”, señaló Lagerfeld
tras hacer mostrar abrigos de tweed inmaculado y vestidos de princesa de las
nieves envueltas en plástico.
El diseñador reveló que había hecho modificar las
invitaciones hace sólamente una semana tras despertarse de un sueño en el que
había visto a la mujer Chanel de hoy con grandes aros por pendientes y con un
sombrero cloche. “Las mejores ideas me llegan mientras duermo. He de ser un
poco sonámbulo”, afirmó el diseñador alemán entre bastidores bajo un enorme
andamio que sostenía la sorprendente catarata.
“No hay vida en el mundo sin agua, por lo que, para mí, una
catarata es algo muy, muy, muy saludable”, añadió Lagerfeld. Podría parecer que
los dioses de la moda también apreciaron el espectáculo ya que a mitad del
desfile un arcoíris apareció por encima del tejado de cristales del Grand
Palais.
Foto-periodista:GONZALO ESGUERRA P.
corresponsal colombia
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