Balenciaga: de la belleza alpina al ciberpunk n贸mada
Eso es lo que llamamos un gran desfile de moda. Una reelaboraci贸n dram谩tica del canon de Balenciaga en una colecci贸n completamente moderna presentada dentro de un escenario verdaderamente impresionante.
Una carpa gigante frente a la Tumba de Napole贸n, cuyas paredes, pisos y techos eran enormes pantallas de video, que proyectaban una nueva estructura brutalista cuando llegaron 800 invitados.
Que luego floreci贸 en una buc贸lica vista alpina, cuando aparecieron los primeros modelos, un tr铆o inicial ataviado con tres s煤per looks que hac铆an referencia a uno de los vestidos de Crist贸bal del fundador: en terciopelo azul medianoche, seda plisada o lentejuelas turquesa. Aunque cada uno de ellos fue renovado con una aulette en la cadera, t茅rmino utilizado por el director creativo de Balenciaga, Demna, para referirse a las hombreras cosidas en la cadera.
Seguidos de enormes abrigos esculpidos con cuellos de chimenea en piel sint茅tica, tratados con resina para parecer envejecidos, usados con protectores faciales de acetato mientras las im谩genes se convert铆an en picos gigantes cubiertos de nieve.
Poco a poco se transform贸 en el ADN de Demna con vestidos ingeniosamente combinados hechos con tres sudaderas al rev茅s o torcidas: looks de guardarropa reutilizados, que ten铆an una genial grandeza callejera. Los c贸cteles asim茅tricos y muy arrugados buscaban llamar la atenci贸n, pero por la raz贸n correcta, excelentes ejemplos de vestimenta art铆stica.
Con el apoyo de una banda sonora contundente, modelos veteranos que no pusieron sus brazos en las mangas de las prendas protagonizaron el desfile. Isabeli Fontana con abrigo de dama y brazos colgando; Maggie Rizer, con un vestido camisero de algod贸n negro, con los brazos fuera de las mangas. Frankie Rayder con los brazos desnudos en una trinchera, y Esther Ca帽adas haciendo lo mismo con una chaqueta de cuero negra usada a modo de delantal con la espalda al aire. Todos marcharon con orgullo, mientras las pantallas se convert铆an gradualmente en una vor谩gine de TikTokers, miles de j贸venes que insist铆an en llamar la atenci贸n y rogaban por seguidores.
“Quer铆a crear esta yuxtaposici贸n entre la idea de una sobrecarga de contenido y la incapacidad de concentrarnos. Pasamos tanto tiempo en las pantallas que nos olvidamos de la hermosa realidad que hay ah铆 fuera”, explic贸 Demna, tras abrazar a Kim Kardashian.
Su objetivo, explic贸, era comprender qu茅 constitu铆a el buen y el mal gusto, una elecci贸n subjetiva por definici贸n. El buen gusto, naturalmente, surgi贸 de los archivos de Crist贸bal, comenzando con una fotograf铆a en blanco y negro de los a帽os 60 y un vestido, cuyas hombreras se convirtieron en la base de las aulettes a la cadera.
Con el tiempo, la belleza natural alpina se mezcl贸 con la realidad falsa, y los chicos comenzaron a usar gorros bastante bajos, para sugerir que no quer铆an ver todo este mundo digital artificial. A medida que el set se volv铆a casi alucinante, con combinaciones de videos de m煤ltiples plazas de Par铆s o docenas de Torres Eiffel, impulsadas por una banda sonora de techno a todo volumen. Un universo sobresaturado donde los habitantes se convirtieron al final en ciber punks, con mezclas de lencer铆a andrajosa; mochilas a modo de c贸cteles; medias de encaje, camisolas con logo; botas militares y coderas de villano c贸mico.
Aunque Demna siempre levaba la mezcla con sus 煤ltimos viajeros n贸madas con sus conjuntos deportivos y abrigos compuestos.
“Tal vez est茅 convirtiendo el bolero de Balenciaga en un ch谩ndal”, se ri贸 entre dientes Demna, quien escogi贸 cuidadosamente figuritas para cada uno de sus 800 invitados.
La nuestra era una manzana de cer谩mica.
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