Thom Browne Otoño-Invierno 2025-26
Ornitología
“La clave de la moda estadounidense es mezclar lo clásico con lo conceptual”, insistió Browne, quien mezcló la cultura japonesa, el estilo de Nueva Inglaterra, su fetiche traje gris y la observación de aves en un desfile audaz y a menudo hermoso.
La colección, que se presentó en el Griffin Theater, en el piso superior de The Shed, un gigantesco espacio para exposiciones en Hudson Yards, estaba formada por cientos de pájaros de papel origami cuidadosamente plegados, una bandada que se arremolinaba alrededor de un escritorio clásico en el que se posaba un único periquito blanco en una jaula blanca.
Decenas de petirrojos, cuervos, urracas o halcones volaban sobre la colección, delicadamente bordados sobre una gran colección de tejidos clásicos de estilo rural. Todos los tweeds de lana, los cuadros de ventana y los cuadros Príncipe de Gales, que se utilizan a menudo en los patchworks, fueron desarrollados especialmente para la colección por telares británicos e irlandeses. Los materiales clásicos también se realzaban con líneas gráficas de strass y medallones de cristales.
El amor de Browne por Japón era evidente en todo momento: faldas estrechas y ceñidas al suelo con chaquetas en forma de kimono, aunque con botones. Las chicas y los chicos llevaban peinados de maiko con adornos tipo kanzashi. En un maquillaje sorprendente, parecían brotar plumas ligeras de las pestañas de muchas mujeres. Otros miembros del elenco tenían las cejas pintadas de negro, en un juego de palabras visual con el Super Bowl del fin de semana pasado.
De vez en cuando, Thom cubría los abrigos con cera, lo que los hacía parecer de cuero desgastado en púrpura imperial romano o amarillo Rothko. Aunque su invención más genial fueron los cócteles cortados al bies hechos en líneas oblicuas de corbatas clásicas preppy, lana peinada y satén. Llamémoslo el 'Preptail'.
Después del desfile, el diseñador reveló que se había inspirado en un documental reciente sobre la observación de aves, y su elenco estaba calzado para ese pasatiempo: con botas de pescador gigantes o botas de pato estilo LL Bean, aunque en el gris cadete fetiche de Thom. El mismo tono proporcionó la base para un vestido de novia gigantesco que lució Alek Wek. Acres de pliegues, rematados con una chaqueta brillante estilo kimono, igual que la que abrió el desfile.
Los desfiles de Browne a veces pueden convertirse en exhibiciones ligeramente académicas de historicismo de la moda. Pero no esta temporada, donde Thom rompió muchas barreras, creando lo que probablemente sea su colección más astuta, elegante e inesperada en una carrera ya única.
Parecía un final apropiado para la temporada por parte de Browne, quien también es presidente del Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos , que gobierna el calendario de pasarelas en Nueva York. Claramente en excelente forma, Thom celebró este momento final entregando a su esposo en primera fila, el maestro curador de moda Andrew Bolton, un ramo de flores.
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