Versace: Sforzesco y roll
Fue agradable ver a Donatella Versace haciendo lo que siempre ha sido Versace. Eso fue lo que sucedió el viernes por la noche en un desfile trepidante y dinámico dentro del enorme centro neurálgico histórico de Milán, el Castello Sforzesco.
Y lo hizo con supermodelos de verdad, que –como reflejo de lo mal que va el negocio– han escaseado en Nueva York, Londres y Milán. No en Versace, donde Gigi Hadid protagonizó un precioso vestido floral en tonos beige y azul cáscara de huevo con escote festoneado.
La supermodelo californiana desfiló con paso firme por la elaborada pasarela en forma de X dentro del gigantesco castillo medieval. Como la mayorÃa del reparto, Gigi se alzaba aún más alta con unos altÃsimos tacones.
Seguida por la mejor pasarela de Italia, Vittoria Ceretti, con una falda de malla metálica dorada rematada por una camisa militar color caqui. Ceretti, que actualmente está saliendo con el actor Leonardo DiCaprio, parecÃa una chica que estaba en un programa nocturno y muy al mando.
Antes de Iris Law, luciendo el pelo blanco decolorado. La hija de 23 años de Jude Law y Sadie Frost, alegre con un vestido veraniego con estampados florales de manchas moradas. Y aún más alta con una nueva mega plataforma en un llamativo color naranja amargo. Una colección mixta ceñida de color y energÃa que sugerÃa que Donatella estaba de muy buen humor.
Como prácticamente todas las marcas de Milán, Versace tenÃa una veintena de estrellas asiáticas: duendes del K-pop, toy boys tailandeses; actrices chinas desenfrenadamente oscuras, cuyas pelÃculas nunca se proyectarán en Occidente. Pero la casa Versace con cabeza de Medusa siempre ha amado a una aristócrata británica.
En esta ocasión, en la primera fila estaba Lady Amelia Spencer con un vestido de corsé de cuero. Junto a la sobrina de la Princesa Diana estaban Lady Eliza Spencer, Channing Tatum, Normani y el rapero italiano Fedez, el ex de la problemática bloguera italiana Chiara Ferragni. Con un aspecto, francamente, ridÃculo, mientras seguÃa tirando de su labrador dorado envuelto en un pañuelo de seda de Versace.
Para aumentar la energÃa, Donatella contrató al arquitecto de sonido Frederic Sanchez, que respondió con una banda sonora enérgica que mezclaba la grandiosa 'Symphonia' de Alok & Severin con el rock funk de 'Dancer' de Idles & LCD Soundsystem. Vestida con cócteles de color rojo brillante y botas de plataforma gigantescas, Donatella hizo una reverencia en una esquina del amplio patio con un largo saludo.
El espectáculo se produce durante la fusión financiera entre dos grupos, Tapestry y Capri, este último propietario de Versace, que ha sido impugnada en una demanda antimonopolio por el gobierno de los EE. UU. Cuando se le preguntó sobre la demanda, el director ejecutivo de Versace, Emmanuel Gintzburger, respondió diplomáticamente: "Ah, ya sabes", dijo, pasándose los dedos por la boca para indicar que no harÃa ningún comentario.
El castillo, antigua sede del poder de los duques Visconti de Milán, era un escenario ideal para una colección seductora, sensual y vampiresca, que situaba a Versace a años luz del lujo tranquilo y la visión basada en archivos de la mayorÃa de las casas de aquÃ. De hecho, entre todas las grandes casas de moda de Milán, Donatella produjo la propuesta más fresca, la menos atada al pasado. La locura de las fusiones aparentemente no la ha afectado.
Foto-periodista:GONZALO ESGUERRA P.
corresponsal Colombia
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