Esteban
Cortázar ficha por Desigual para una colección veraniega
El verano, la década
de los 90 y el eclecticismo de Miami Beach, donde se mezclan la cultura latina,
las supermodelos, los jubilados excéntricos o la escena gay y drag-queen,
sirven de lienzo sobre el que se dibuja una inesperada colaboración estival. Se
trata de la primera alianza entre el diseñador colombiano Esteban Cortázar y la
marca barcelonesa Desigual, a través de la que presentarán “Cada día es para
siempre”. Una colección cápsula, a la venta a partir del próximo 20 de mayo,
que conjuga el potencial internacional y logístico de la compañía española con
el diseño y la experiencia en el sector del lujo del creador de Bogotá.
“Ha sido un
acercamiento muy natural y espontáneo, pero nunca lo habría imaginado. Estoy enamorado
de trabajar con ellos y ha sido muy buena onda”, cuenta Esteban Cortázar de
regreso a París, después de haber pasado los últimos meses en su Colombia
natal. “Desigual es una de esas marcas que siempre veía, pero no conocía su
historia y sus orígenes. Pero en los últimos años me he acercado más a ella
gracias a amigos que trabajan en la empresa o que han colaborado con ella para
refrescar su imagen y conectar con nuevas audiencias, como Miranda Makaroff”,
explica el creador sobre la noción de comunidad alrededor de la firma y los
primeros contactos con el equipo, con la edición 2019 del festival de música
electrónica Sónar como telón de fondo.
Para el diseñador, su
conexión con la marca se remonta a 1984, su año de nacimiento y en el que
Thomas Meyer fundó la compañía. “La relaciono con mi historia, mi familia, mi
conexión con España y con Ibiza, mi visión y energía positiva”, argumenta,
reconociendo que cuando Desigual le propuso la colaboración le pareció “un reto
súper interesante de poder darle una vuelta a la marca, a mi manera, pero
respetando su ADN y filosofía”.
Comenzado hace año y
medio, el proyecto ha tenido que saber adaptarse a la pandemia. “La dinámica ha
sido muy interesante. Tuve que diseñar toda la colección en mitad del
confinamiento desde mi casa en París y replantear toda la idea sobre cómo lo
podíamos hacer. Ha llevado más tiempo, pero ha sido un proceso súper chévere y
muy creativo”, asegura Cortázar con optimismo ante las nuevas formas de trabajo
a distancia y de forma virtual.
Más allá de la típica colaboración de "diseñador
y marca mainstream"
“Quería hacer algo muy
personal, con mucha autenticidad, que no fuera simplemente una colaboración
entre un diseñador y una marca mainstream”, comenta el creador sobre la
necesidad de plasmar “un alma” en su trabajo y el regreso a “la esencia y las
raíces de Desigual”. Así, el moodboard de la colección cuenta con referencias a
South Beach, en Miami, donde creció Cortázar.
“Fue una época que me
formó mucho como persona y artista. Pasé mi niñez en medio de una playa, con mi
papá artista y mi mamá cantante”, sonríe sobre sus referencias creativas, a las
que se sumó el descubrimiento de la figura de Gianni Versace a la edad de 12
años. Una infancia en los 90, entre supermodelos, fotógrafos y personajes
excéntricos que inspira la cápsula, en la que se incluye los estampados de su
padre, el pintor Valentino Cortázar, y el print de las fotografías de los 70 de
Andy Sweet. “Al fin y al cabo, ¡Barcelona es el Miami del Mediterráneo!”,
bromea.
Los desfiles: una fortuna en 10 minutos
“Todo es un
aprendizaje. Tengo 36 años y llevo 20 trabajando en la moda. Esto me ha
permitido evolucionar y tener diferentes perspectivas. No tengo miedo a los
cambios como diseñador”, asegura el diseñador, contemplando que las
colaboraciones con grandes empresas, como ya hizo en el pasado con Grupo Éxito
y Seven Seven, suponen “una forma de aprender a hacer las cosas de manera
distinta”. Acostumbrado al “ritmo y a la forma de comunicar del high fashion”,
los proyectos de moda de gran distribución permiten “conectar con nuevas
audiencias”, al tiempo que “crear y soñar en cosas a lo grande”.
Aunque asegura no
tener ninguna “bola mágica”, Esteban Cortázar supo poner las cosas a buen
recaudo antes de la pandemia, cuando a comienzos de 2019 anunció su retirada
temporal de la Semana de la Moda de París para enfocarse hacia proyectos
efímeros y colaboraciones más adaptados a sus tiempos. “Sin saberlo, en cierta
manera me preparé para lo que estamos viviendo ahora. Tuve un miedo muy grande de
dejar de hacer los desfiles. Tienes esa presión de que si paras de desfilar
dejas de existir… Y me di cuenta de que es todo lo contrario. Me dio la
libertad de repensar cómo quiero hacer las cosas y de pensar en una forma
creativa distinta”, asegura sobre las alternativas a los shows que requieren
“gastarse una fortuna por 10 minutos”.
Viviendo el presente
“Tuve que poner un
poco en pausa la parte high fashion. Había demasiados retos y quería
concentrarme en el e-commerce y colecciones cápsulas, dándole espacio a la
colección principal, que requiere otro tipo de inversión y procesos”, explica
sobre el impacto de la crisis del Covid-19 en su marca homónima. Ante el
regreso del carácter físico de las fashion weeks, el diseñador se muestra
optimista: “Es una tradición que a los que trabajamos en moda nos encanta. Los
desfiles volverán, pero de forma distinta. Las grandes marcas siempre se pueden
permitir hacer cosas gigantescas, las pequeñas a lo mejor solo una vez al año o
cuando les venga bien”, reflexiona, admitiendo que su interés va más allá de
una concentración en un calendario estricto en la fashion week y que, en el
futuro, buscará conexiones entre sus comunidades en París, Colombia o Miami,
para lo que la estrategia de colaboraciones resulta fundamental.
“Una de las grandes
lecciones que hemos aprendido este año es que hay que vivir el presente. Creo
que a los dos nos gustaría seguir con esto, pero tendremos que ver cómo va todo
en el futuro”, reconoce sobre la posibilidad de continuar la colaboración con
Desigual a largo plazo, al estilo de la alianza de la marca española con su
amiga, Miranda Makaroff, o el modisto Christian Lacroix. Y concluye con una
mirada positiva hacia el presente y lo que está por venir: “No sé lo que va a
pasar, pero en este momento podemos darnos el lujo de reinventarnos”.
Foto-periodista:GONZALO ESGUERRA P.
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