Los productos
de lujo sin vender buscan una nueva vida ahora que se prohíbe su destrucción
Las rebajas son algo
impensable y su destrucción está prohibida. Entre la gestión de los stocks, la
venta al personal, las donaciones y el reciclaje, las marcas de lujo se
organizan para comerciar los productos no vendidos.
“Se están realizando
grandes maniobras desde hace dos años”, en previsión de la implementación de la
ley anti residuos que, desde hace un mes, prohíbe la destrucción de productos
no vendidos, explicó a la AFP la experta en lujo Julie El Ghouzzi, de la
consultora Cultz.
“Es un tema que ha
cobrado importancia hoy en día”, añadió, recordando el escándalo de Burberry en
2018. En su informe anual, la marca británica reveló que en 2017 destruyó más
de 28 millones de libras en bienes para proteger su marca, el equivalente a 20
000 de sus icónicas gabardinas.
Tras el revuelo que
causó este anuncio, la marca anunció que acabaría con estas prácticas al año
siguiente.
Las casas de lujo
ahora son "extremadamente cuidadosas", confirmó a la AFP Arnaud
Cadart, director de portfolio de Flornoy, "las mentalidades han cambiado,
ya no estamos en una economía de primacía a la creación desenfrenada", ni
en la idea de "no importan los desperdicios, y si no se vende, lo
destruimos".
Además, en el lujo no
se realizan rebajas. Los descuentos pueden plantear "un problema de
deseabilidad", según Julie El Ghouzzi. “En el lujo, si un bien es menos
caro, hay menos ganas de comprarlo”.
En este contexto, el
primer paso a dar es una gestión estricta del inventario. Kering, propietario
de Gucci, Saint Laurent, Balenciaga, entre otras, indica que está invirtiendo
para este fin “en tecnologías de inteligencia artificial”.
En su competidor LVMH
(Vuitton, Dior, Celine...), Hélène Valade, directora de desarrollo ambiental,
subrayó que "el modelo de lujo ya está muy ajustado a la demanda",
con poco inventario.
Sin embargo, reconoce
que la ley antidesperdicios obliga a conocer aún mejor a los clientes para
ajustar la demanda.
Julie El Ghouzzi
resaltó por su parte que Louis Vuitton, la marca estrella de LVMH, es
especialmente eficiente en este ámbito. “Saben exactamente lo que tienen en
stock y son capaces de gestionarlo al milímetro... No es el caso de muchas
otras casas”, destacó.
Cuando a pesar de todo
quedan mercancías sin vender, el comercializarlos a precios rebajados a la
plantilla es una solución: a los 150 000 empleados en LVMH, 38 000 en Kering y
16 600 en Hermès. También se debe tomar en cuenta las donaciones a
asociaciones. LVMH tiene una alianza con Cravate Solidaire, su casa Kenzo con
Tissons la Solidarité, Marc Jacobs en Nueva York con la asociación Fabscrap...
Telas no usadas
Luego está el
reciclaje de productos en nuevas materias primas. “Anteriormente, un diseñador
que tenía una idea extraordinaria buscaba los recursos para implementar esa
idea”, explicó Hélène Valade a la AFP.
"Hoy en día, el
proceso a veces se invierte: hay ciertos diseñadores que parten de materiales
existentes (colecciones antiguas, telas no usadas, retales de cuero…) y tienen
su idea", enfatizó, como hizo Virgil Abloh en Vuitton.
LVMH también ha
firmado una alianza con WeTurn, una start-up especializada en la recuperación
de fibras para fabricar nuevas bobinas de hilo.
En Kering, Balenciaga
y Saint Laurent (para zapatos) o incluso Alexander McQueen, han desarrollado
proyectos con Revalorem, una compañía que recicla artículos no vendidos de la
industria del lujo para fabricar materias primas.
En 2020, Hermès por su
parte comercializó 39 000 productos con un enfoque de “upcycling”.
“Las actividades que
más destruyen son la moda, la marroquinería y la cosmética”, explicó Arnaud
Cadart.
"Pero hoy su
excelente salud se traduce más en desabastecimientos que en excedentes. Desde
2014, Hermès no tiene prácticamente nada que tirar, todo vale”, según Cadart.
En LVMH, Hélène Valade
confirmó que "los artículos de marroquinería están prácticamente agotados
en este momento", citando por ejemplo un bolso de la marca Loewe, creado a
partir de restos de cuero de los talleres. Esto, a pesar de un precio de venta
de 1700 euros.
Foto-periodista:GONZALO ESGUERRA P.
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