Max Mara: Modo matemático
El punto de partida de Ian Griffith para esta temporada fue Hipatia, la primera científica de la que hay constancia documental de su trabajo, cuyos estudios de astronomía y matemáticas sugirieron algunas de las formas de esta colección.
Aunque consideraba que el universo era geocéntrico (refutado por Galileo doce siglos después), sus comentarios sobre las formas cónicas y, por tanto, el triángulo tenían ecos en los dardos de muchos de los looks.
Realizada toda en un solo color en una paleta profunda de café, caramelo, crudo y marfil, esta fue una colección muy centrada. Encabezada por boleros ajustados y Eisenhowers sin bolsillos; vestidos de punto acanalado con un solo hombro; o blazers de corte largo con grandes bolsillos de solapa. Al igual que Hipatia, el elenco estaba formado por damas serias, que llevaban faldas que les llegaban hasta los tobillos.
Todas recordaban la "trigonometría" que empleaba su madre cuando confeccionaba ropa en casa cuando Ian era un niño.
“Parece que me he ganado esta reputación de ser un poco intelectual como diseñador, pero todo se debe a que vi clases de química en la televisión, lo que me llevó a pensar: ¿qué tiene la ciencia contra la que la gente del mundo creativo tiene tantos prejuicios? Lo que me llevó a la idea de que la ciencia impone orden en el caos, como la moda. Eso me llevó a mi musa, Hipatia, a la que conocía de la película Agora de Rachel Weisz de 2009. A la que también conocía de la televisión”, reflexionó Griffiths después del desfile.
Y aunque se trataba de una colección de primavera/verano, lo más destacado fue un gran par de abrigos largos en azul petróleo. Un recordatorio de que, en lo que respecta a los abrigos, Max Mara sigue siendo el santo grial.
Dicho esto, al igual que la banda sonora (Uber Dem Vulcan Wolken de Alex Banks), la ropa se volvió un poco repetitiva, incluso segura. Tal vez haya una razón por la que la ciencia y la moda estén históricamente distantes. Una es seria y la otra es mucho más divertida.
Pero la colección seguramente enfrentará un destino más feliz que el de Hipatia, quien fue apedreada hasta la muerte con tejas por una multitud enfurecida en Alejandría en el año 415 d.C.
“Lo cual a menudo le sucedía en aquellos días a cualquier mujer que rompiera la línea”, advirtió Ian, después de crear una colección que seguramente habría complacido a Hipatia y a unos cuantos científicos.
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