La Alta
Costura de París arranca con Schiaparelli: la eterna influencia de Elsa
Schiaparelli abrió el
lunes la temporada de Alta Costura de París con una evolución lúdica de los
códigos y archivos de la casa, organizada en el Museo de Artes Decorativas del
Louvre, donde la firma inauguró esta tarde una gran retrospectiva de la
fundadora.
El diseñador Daniel
Roseberry dio comienzo al desfile con un blazer de terciopelo, acabado con
bordados de uvas negras, inspirado en los archivos originales de Elsa
Schiaparelli, incluso si por detrás se veía un bonito y perverso corsé de color
champán.
Un sinfín de
sugerencias chic, con pezones, reales o metálicos, a la vista. Expuestos sobre
corsés de crepé negro, vestidos escotados o sujetadores transparentes de encaje
de Chantilly.
Pero lo más destacado
fueron los accesorios y los bordados, ya que el atelier de Schiaparelli colocó
vainas metálicas de trigo, orejas esculturales, perlas verde pálido como uvas o
cruces surrealistas en unos hombros realizados con poderosa sastrería.
Desde el primer look,
se sabía que estábamos en un auténtico desfile de Alta Costura parisino; la
gran floritura de los conjuntos, los fantásticos detalles y la hiper
sofisticación. Roseberry diseñó con gran floritura, desde las faldas en forma
de bulbo de satén verde pálido hasta los vestidos en forma de reloj de arena.
Tuvo alguno que otro
fallo: un vestido de cóctel barroco de perlas del que colgaban pompones de
terciopelo negro como una tarántula borracha. Pero, en general, fue todo un
triunfo para Roseberry. En sólo un par
de años, Daniel ha colocado a Schiaparelli en el centro de la conversación de
la Alta Costura, con un look reconocible al instante y un estilo chic y
sugerente.
"Queríamos el
rigor y la crudeza de la temporada pasada pero con más alegría, diversión y
feminidad. Inspirados en Elsa, en un momento tan importante para la casa",
explicó tras el desfile, al que asistieron Pixie Lott y Emma Watson.
Este show no hará más
que aumentar la atención sobre la marca, cuyo CEO y propietario, Diego Della
Valle, estaba radiante en una primera fila en la que se encontraban también
Marisa Berenson, Jean Todt y su esposa Michelle Yeoh, Chiara Ferragni y Rossy
de Palma.
Terminando con un gran
impulso, como los tulipanes pintados a mano en tres dimensiones y las flores de
piedra y metal de color púrpura que florecían en vestidos de terciopelo negro
sin tirantes y corsés de satén lila. Ecos de Christian Lacroix, pero con mucho
más gusto y glamour.
Todo ello en una
pasarela negra con una banda sonora de temas de películas de los años 90, desde
Parque Jurásico hasta Star Wars, lo que contribuyó a la sensación de ingeniosa
grandeza. Su sombrero preferido fue un canotier de ala ancha en el que estaban
sujetas unas palomas doradas. Las palomas de satén blanco volaban por los
hombros; y dos tórtolas formaban una pareja en el look final.
"La paloma de la
paz fue un momento que cerró el círculo, ya que teníamos la paloma de la paz de
Gaga. Y es un código, una creencia y un mensaje de la casa. También sentí que
necesitábamos más romance en este momento, y más ternura", explicó
Roseberry, refiriéndose al vestido de la ceremonia de investidura que usó Lady
Gaga.
"Cuando empecé a
diseñar aquí, dudé mucho en hacerme eco del trabajo de Elsa, ya que no quería
que fuera demasiado literal, ni que imitara a Elsa. Pero luego el museo me
reveló todos los archivos y cómo su trabajo da una capa de profundidad a lo que
hacemos hoy. Muchos de los bordados eran referencias o imitaciones de lo que
ella hacía en aquella época", sonríe Daniel, que sin embargo revela que no
tiene la biografía oficial de la fundadora Elsa.
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